FACTORES CRITICOS

FACTORES CRÍTICOS DE ÉXITO

Para la asociación T4 es fundamental la adaptación continua a los diferentes y múltiples retos que nos va planteando la realidad en la que vivimos y trabajamos. Una realidad marcada por la enfermedad, la exclusión, el consumo de drogas, las opciones e itinerarios personales…Por ello, hay ciertas cuestiones que para quienes componemos la asociación son clave para nuestra intervención y para la reflexión continua de manera que nos permita enfrentarnos a los retos de forma coherente con nuestra misión.

¿Cuáles son estas cuestiones clave que nos orientan en nuestro trabajo y deseamos que se conviertan en nuestros principios rectores?

  • Capacidad de adaptación a las necesidades de la sociedad en cada momento histórico.
  • Orientación hacia las necesidades y el bienestar de las personas usuarias, allegadas y/o afectadas.
  • Buena percepción interna y externa del acompañamiento ofertado, del nivel de tolerancia, intensidad en el apoyo y respeto a la situación de la persona acompañada.
  • Estilo de trabajo compartido, fomentando sinergias entre personas profesionales y colaboradoras.
  • Disposición a destinar recursos en la mejora de las herramientas, a volcar y adquirir conocimiento y competencias al servicio de la misión.
  • Acompañamiento individualizado y colectivo, recíproco, especializado y multidisciplinar que genera vínculo y retención en la relación.
  • Respeto, formación, comunicación, ética, humildad y conciliación como valores relacionales.
  • Actitud abierta al cambio y a la innovación desde la evaluación y autocrítica.
  • Aplicación de sistemas innovadores en gestión, información y acompañamiento.

Adaptación.

Queremos ser capaces de adaptar los recursos a la situación de las personas, con relación a su adicción, situación física, y a su trayectoria e itinerario personal.

Adaptarse, cambiar, pensar, estudiar, leer, hablar, contrastar, cambiar la forma en que miramos… Es responsabilidad nuestra también si deseamos adaptarnos de forma continua como entidad.

Observación 

Observamos múltiples realidades sanitarias y sociales, tantas como personas con las que nos relacionamos. Podemos afirmar que en una gran mayoría de ellas hay una estabilidad clínica que permite, con el tipo de acompañamiento (diferente a tratamiento) adecuado, llevar una vida más o menos estandarizada y común, incluso en aquellas que siguen consumiendo sustancias.

Cuando llegan mujeres y hombres a T4 que manifiestan estar con consumos en activo, acompañamos su opción de vida, dispuestos y dispuestas a compartir los aprendizajes mutuos que de este hecho se deriven.

Mejora continua.

Nos resulta complejo encontrar modelos de referencia que incluyan todos los aspectos que aquí se mencionan. No hemos encontrado referencias a modelos de intervención materializados en programas concretos que estén llevando a cabo intervenciones desde este tipo de filosofía ni mirada de forma integral. Se tratará de servicios pioneros en ese sentido, entendidos como un único programa de atención general.

Creemos que es responsabilidad nuestra seguir buscando e indagando en diferentes miradas y modelos que nos ayuden a seguir aglutinando nuestra intervención como un espacio donde poder acompañar procesos vitales de diferente intensidad y calado en el apoyo, con diferente grado de especialización para cada momento.

Escucha.

Los primeros recursos residenciales específicos para personas que vivían con vih-sida fueron las casas de acogida. Los pisos para tratamiento de adicciones, pisos de acogida, pisos de inserción… El ánimo caritativo y los cuidados básicos eran sus objetivos prioritarios en el primero de los casos, y el tratamiento (erradicación de la adicción en el segundo caso, posteriormente llamado abstinencia, periodo abstinente…). Poco a poco a lo largo del tiempo hemos ido intentando cambiar este modelo y pasar a entender que lo prioritario sigue siendo la persona y que el eje principal de nuestra intervención no debe girar en torno a sus cuidados básicos en el primero de los casos, o de la adicción en el segundo, sino a la posibilidad de que ejerciten sus derechos básicos, entre los cuales se encuentra el derecho a consumir, primando la necesidad de acompañamiento social, el derecho a solicitar ser acompañados y acompañadas en espacios de atención diurna o residencial de forma diferente dependiendo del momento vital en el que la persona se encuentre.

No sólo hemos de cambiar modelos de trabajo…también modelos de pensamiento, de acercamiento al fenómeno y constructo sobre la enfermedad, la salud, la adicción, el vih-sida, tratamiento…

Habilidad conversacional.

Queremos comprometernos a tomar conciencia de que cada día queremos crecer y desarrollar nuestras competencias para escuchar efectivamente, manejar nuestra emocionalidad e indagar en la situación y momento vital de la persona que nos confía su intimidad. Con humildad queremos generar compromisos y ser impecables en su cumplimiento, reconociendo el aprendizaje mutuo, implicándonos con la persona, con el entorno y con la cultura de la asociación.

Ética. 

Intentamos con estas propuestas hacer autocrítica también y sentir que el acompañamiento permite la especificidad y especialización del acompañamiento fomentando el trabajo en red dentro de un sistema de atención pública, de responsabilidad pública, e incluido en la cartera de servicios que garantizan el cumplimiento de los derechos de la ciudadanía.

Entendemos que los servicios específicos y especializados cubren necesidades específicas y especializadas que requieren de una respuesta igual y altamente específica y especializada. ¿Ejercemos estas responsabilidad con ética profesional y estableciendo límites que garanticen una atención ética a la población, consultando, derivando y negando la atención que creemos no es suficientemente cualificada para la necesidad de la persona afectada?

Aceptación.

Los recursos de alojamiento nos proporcionan unas condiciones que permiten una intervención más global con los hombres y mujeres que atendemos. Posibilitan la mejora de las condiciones en las que vive la persona que vive con vih-sida y/o tiene un problema de adicción y que limitan su capacidad para cumplir el tratamiento. La evolución de la enfermedad o historial de consumo está muy relacionada con las condiciones de vida de las personas con lo que suele darse una mejoría muy notable en las personas acogidas, si bien después de ese proceso requieren de cuidados emocionales, actividades de refuerzo e intervenciones multidisciplinares quizá no en un espacio residencial… Permitir-se este hecho, ayuda a rebajar el motivo por el que se acude a la asociación. Prohibir, a generar situaciones estresantes que, en el caso del consumo, hacen que aumente y se lleve a cabo de una manera más destructiva.

Poder disponer de unos servicios con estas características, y de espacios que bajen la exigencia y aumenten la tolerancia permitirá que se adapten al ritmo de la persona, aumentando en lo posible su capacidad y resistencia a la frustración, bajando el umbral, aumentando la tolerancia, y flexibilizando los límites.

Deseamos vivir estas cuestiones con liviandad para que se garantice la estabilidad y también al retención de la persona ligada al recurso y a la entidad minimizando los daños psicológicos, emocionales y/o físicos relacionados con la causa del ingreso.

Competencia. 

Hemos de abrir los recursos al respeto y la libertad que usuarias y usuarios tienen para poder ejercer el diseño de un itinerario propio de incorporación social o inserción que incluya el consumo de sustancias en activo o la manera en que desea adherirse o denegar un tratamiento como parte de su proceso personal y no como requisito o exigencia para ofertar un derecho adquirido como ciudadano o ciudadana per se.

El respeto, la tolerancia y la libertad han de ser principios y valores básicos en la orientación a los resultados, en el proceso de cambio, en el carácter de la intervención. Danzar ese baile aumentará nuestras capacidades personales, nos hará más expertos y expertas técnica y profesionalmente y nos ayudará a innovar y a analizar situaciones de forma más íntegra y honesta junto a la persona acompañada y de forma recíproca.

Movilidad y rotación. 

La organización de los recursos residenciales destinados al vih-sida y adicción por tradición han sido muy similares unos de otros en el tema de la adicción… Esto ha provocado una rotación que muchas veces ha esclavizado a la persona usuaria y la ha encadenado de por vida a la red de servicios sociales, a un circuito ya establecido.

Creemos que estos espacios no han de ser meros contenedores de personas, sino un lugar específico de atención a situaciones de cronicidad en muchos casos, con altas necesidades, o bien espacios de convalecencia breves, cortos o, por último, unidades de convivencia que permitan junto a estructuras más flexibles y adaptadas, alargar los procesos y espacios en los que la persona desarrolle su autonomía, con apoyo individualizado.

La perfección no existe y nadie cubre todas las necesidades. Estamos dispuestos y dispuestas a identificar de manera continua dónde somos más fuertes para reforzarlo y dónde tenemos más camino para mejorar e ir planteándonos estrategias de adaptación.

Retención y flexibilidad 

Hemos constatado que la movilidad de las usuarias y usuarios por los propios y diferentes espacios físicos de las entidades garantizan su retención, y del mismo modo, podemos asegurar que el hecho de aportar proyectos cortos, breves, garantizan junto a la atención psicológica y a la participación en otros foros de socialización como centros de día, grupos, actividades… aumentan la intensidad del vínculo. En todo momento nos referimos a la posibilidad de que la persona pueda estar consumiendo en activo, no que consuma en los pisos… 

Indagación. 

Observamos con el avance del tiempo y claramente que con el aumento de la edad, la no disminución de algunos ítems de mejora de la calidad de vida y otras patologías concomitantes, cada vez se hace más complejo acompañar a las personas que se atienden en los espacios de terapia, autoapoyo, pisos, ocio, con lo que aumenta también el sentido de indefensión y la falta de herramientas complejas.

Garantizar la formación del personal y adaptar los programas a la realidad del usuario o usuaria hace que nos sea más fácil adaptarnos a su situación y buscar alternativas que garanticen el sentimiento de mejora en la calidad de su vida. Esta labor requiere de altas dosis de indagación, de escucha y silencio.

Nuestra entidad está orientada a la acción, la actividad diaria parece dar sentido a nuestro quehacer. Creemos que hemos de reflexionar a menudo sobre qué nos ayuda y qué nos obstaculiza en ese camino, sobre qué podemos hacer para apoyarnos en lo que nos fortalece y evitar lo que dificulta nuestro avance. 

Sistema en movimiento. 

Creemos que es necesario redirigir el sistema de atención hacia modelos basados en una atención más integral, continuada y continua, alejándose de modelos más puramente reactivos, centrados en la atención puntual y aislada, y con un enfoque sólo curativo, o bien en programas que se adecuen a necesidades puntuales, pero de base, explicitadas por las propias personas a las que atendemos.

Además de ello nos parece interesante ser conscientes de que en nuestra entidad, hemos de incluir dentro de nuestra estrategia de adaptación, además de a los hombres y mujeres que atendemos, a su entorno y/o familia, a las personas que trabajan o colaboran con la asociación, a la administración y a las personas o entidades con las que trabajamos en red, nos proveen o se sitúan en nuestro entorno físico y/o emocional. Incluir con ellas y ellos la comprensión de sus necesidades y expectativas de forma recurrente y autónoma garantizará una buena estrategia. 

Aprendizaje. 

Resulta importante dentro de nuestra planificación la redefinición del trabajo en equipos multidisciplinares como tal, especializándose y formándose no en curación o tratamiento sino en acompañamiento y relación de ayuda. Dado que lo específico de las personas usuarias es el riesgo de desarrollar un mayor deterioro funcional y la consiguiente incapacidad, es obvio que los cuidados dirigidos a este grupo de población deben ser verdaderamente integrales y coordinados, llevados a cabo por un equipo multidisciplinar que trabaje de forma interdisciplinar su plan de atención individualizado. 

Calidad y calidez. 

Habiendo revisado los ítems que se plantean sobre la mejora de la calidad de vida e indicadores que hacen referencia a la calidad en la atención a personas con enfermedades crónicas, creemos que existen vías de mejora en este sentido, que debemos seguir avanzando en el diseño de herramientas que faciliten la adquisición de habilidades para fortalecer los factores protectores de la salud de las personas usuarias que atendemos.

Queremos ser una organización excelente y cálida, que valore a las mujeres y hombres que la integran y crear una cultura de entidad que nos permita lograr los objetivos que cada cuál pueda plantearse en su vida y aquellos que se plantean y planteamos junto a los hombres y mujeres que acompañamos.

Desarrollar las capacidades de las personas y fomentar de esa manera la justicia y la igualdad son premisas clave de calidad. La pre-ocupación, comunicación y recompensa, el reconocimiento y la motivación, el incremento paulatino del compromiso y el vuelco de aptitudes y competencias hacia el interior de la organización conforman la visión de lo que para nosotros y nosotras significa la calidad. 

Transición.

Fortalecer los planes de transición y adaptación entre proyectos dentro de un mismo programa y entre los programas de las entidades que se dedican al acompañamiento y que garanticen la retención desde esos espacios relacionales, viéndolos como complementarios, afines y sin estanqueidades, garantiza en cierto modo estos procesos de transición que mejoran la calidad de vida de usuarias y usuarios de forma independiente a la evolución de su consumo e incluso a la patología física o psíquica que padecen. Planificar y gestionar esas alianzas internas y externas, favorece la transición entre etapas y la desvinculación progresiva ante una salida.

Innovación.

Mantener y desplegar políticas innovadoras, actuaciones innovadoras desde la reflexión personal y grupal nacidas desde el seno de la propia entidad, y acompañadas de las personas usuarias, de modo que éstas se convierten en objetivo prioritario de nuestras conversaciones privadas y públicas para seguir avanzando. Llevarlo a cabo con la administración nos hace copartícipes del avance y progreso del diseño y creación del sistema de protección social.

Cocreación.

Creemos que con esta forma de cocreación que nos planteamos y la adaptación de los servicios, apostaremos por el desarrollo y dotación de herramientas y metodologías que mejoren la gestión y coordinación de los cuidados a este colectivo, respetando su trayectoria vital. Esto requiere de altas dosis de formación y de espacios de encuentro y reflexión compartida.

Abordarlo además con nuevas tecnologías de la información y comunicación, instrumentos y procesos de valoración, coordinación, oferta de servicios, guías y protocolos comunes que garanticen la homogeneidad de criterio y no de acciones y calidad en la prestación de los servicios por igual, convertirá nuestro espacio de crecimiento y relación en un espacio altamente capacitante y motivador para los hombres y mujeres a los y las que acompañamos.

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